jueves, 28 de junio de 2007

Dale más gasolina… ¿o parafina?

¡Ya! ...está bien, démosle un crédito al tan popular reggaetón…

Hace unos días, en una tarde de ocio (que por estos días no son muy comunes), tuve la desdicha de encender el televisor en el canal nacional neo-marxista.
Para desgracia de mi oído y de mi estómago, estaba sonando el ritmo caribeño, acompañado de ese hermoso y sofisticado baile tribal de cortejo que lo caracteriza. En primera instancia, no pude dejar de notar la impresionante similitud entre el movimiento pélvico nacional y el puertorriqueño y caribeño en general…probablemente una ballena mueve su cintura con más gracia.

Visto esto, no pude hacer más que resignarme a apagar la caja idiota y pensar en cuántos niños chilenos estarían cultivándose con tan exquisito y refinado ritmo. Pleno horario infantil y el sexo era prácticamente explícito. En fin, tengo la fortuna de no ser más un niño, así que la influencia siniestra y retorcida del “rascatón” difícilmente se apoderará de mi mente. Pero no puedo dejar de pensar en las pobres criaturillas, que por estos días no tienen padres, hipnotizadas con el ritmo monocorde y sin sentido del reggaetón.

Cuando dejé de cavilar en la infancia nacional, no pude más que remitirme a la tan querida burbuja… ¿Por qué es tan popular este ritmo entre las personas “supuestamente” más cultas? La respuesta me pareció simple…es una forma de tener sexo -o fantasear al menos- en una subcultura donde, en cierta medida (de la boca para afuera), está prohibido. Se me vino una sola palabra a la mente… “Patético”.

¿No será mejor terminar con la hipocresía e invitar a la pareja del cortejo a la cama?...suena más fácil. Al menos, en el caso de un rechazo, puede ser más llevadero que seguir fantaseando eternamente.
Pero el asunto no quedó ahí…tuve que ir más allá e investigar la pila desde donde brota este elíxir cultural. Y finalmente di con este párrafo que me dejó pensando:

“…Nace sobre todo desde gente que no tiene mucha esperanza ni recursos y se establece como una expresión cultural, con música, lenguaje y hasta vestimenta propia”.

Tuve que aceptarlo, el reggaetón es una expresión cultural, pero en el sentido de una crítica social y un grito desesperado de los marginados; miembros de un continente desigual y egoísta…sentí lástima. Me dio pena que el mensaje se desvirtuara tan drásticamente…no logró llegar ni por casualidad...

Decidí no seguir pensando en el asunto. Me agobió un poco y me dejó una cierta incertidumbre en la cabeza. Ahora dudo de la facilidad para desarraigar esta música masiva y plástica, no por su vulgaridad intrínseca, sino por su mensaje oculto que quizás logre salir a la luz…

Definitivamente, más que gasolina, parafina…