martes, 12 de agosto de 2008

domingo, 10 de febrero de 2008

El Joven Manos de Monedas


Ti-ti-TIIIIIIIIIIIIIIIIIIII, ¡¡¡¡¡Ti-ti-TIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!!!!! suena el despertador. Abro un ojo y le doy gracias al techo de que sea viernes y tenga todo un fin de semana por delante después de una dura semana de trabajo.

Me levanto a trastabillones, no sin antes haber maldecido al inventor de los despertadores, y enfilo a la cocina con mi jugo de pomelo en mente y el primer café quíntuple de la mañana. Al más puro estilo somalí, trago como si nunca hubiese comido en mi vida, para luego meterme as fast as I can at this hour en la ducha. Renovado, salgo del baño, me emperifollo cual príncipe Carlos y repaso los headlines urgentes de la mañana. En eso recuerdo que tengo que llevar un cable USB que está sepultado en alguna parte del abultado closet (que sólo Dios sabe cuanto quiero ordenar).

Miro el campo de batalla en el que está convertido uno de los estantes, cuando lo veo brillar con rabia, como queriendo llamar mi atención en la forma más burda posible. Me alegro de que la epopeya hubiese sido tan corta y me río de mi irónico parecido a Gollum y su mentado anillo. Metiendo la mano en la caja de Pandora, tiro del susodicho cable con fuerza (de otro modo, me hubiese tomado toda la mañana), pasando a llevar, por supuesto, las torres de monedas de 50, 10 y 5 pesos, que a estas alturas, no son pocas.

Después de un estruendo que de seguro debe haber despertado al vecindario en pleno, analizo el desastre y me pregunto por qué tengo tantas monedas fabricando telarañas. La respuesta no tardó mucho…el Transantiago y el retail eran los culpables.

Claro, hace poco más de una año atrás, cuando las gloriosas micros santiaguinas pintaban a la ciudad de amarillo y negro como un panal psicodélico y bizarro sacado del pincel de Dalí, existía un mutualismo entre el transporte público y el comercio.

Las brillantes mentes del marketing se han venido empeñando en hacer que todo lo comerciable termine en “nueve noventa” para que los compradores incautos (en especial, personas que no tienen mucho que hacer durante el día, ustedes entenderán) digan “mi amor, mira lo que compré por 19 mil pesos” cuando en realidad pagaron prácticamente veinte.

Evidentemente, esta genialidad de la ingeniería contemporánea no hace más que hinchar los bolsillos con monedas inútiles que no sirven para nada más que para pagar el transporte público. En efecto, cuando esta ciudad pasaba por mejores años (dorados, comparados con el presente), este mutualismo “paulmanniano” funcionaba de maravilla. Siempre podía pagarse con sencillo y deshacerse del estorbo metálico.

¿Qué pasa hoy?, simple. El “nuevenoventismo” sigue tendiendo trampas maquiavélicas a la masa, mientras, por su lado, el transporte público pasó a adoptar la Barely Important People card, más conocida como BIP. Signo de desarrollo y seguridad, esta tarjeta es la protagonista y cara visible del proyecto que pasó a ser un sustantivo común para referirse a algo caótico.

El problema que surge es que esta tarjeta se carga con dinero cada cierto tiempo, dependiendo de la cautela del usuario. Y entonces, cuando vamos al super-mega-duper-hiper-mercado, o a una de sus innumerables variantes, y juntamos las preciadas piezas o’higginianas, no hacemos más que llevarlas a nuestras casas y relegarlas al olvido, con la esperanza de juntar un lote digno de depositar en la BIP. Obviamente, ese minuto nunca llega y el montículo que finalmente se forma, nada tiene que envidiarle al monte Sinaí.

¿Quién podría llegar a pensar que el “transporte” público llegaría a ser tan apocalíptico como para afectar mi propia casa, llenándola de desorden y telarañas dignas de una película de Burton?

En fin, “al mal paso, darle prisa” como diría alguien sabio, así que bueno sería idear algo que hacer con don Bernardo y compañía (no se aceptan genialidades como donaciones a instituciones varias, miren que el comercio y la televisión se encargan de que los niños, enfermos, ancianos y demás coman mejor que el obispado mismo).


Nota al margen: No soy experto en política monetaria ni bancos, pero creo que como va el asunto de la inflación, de poco está sirviendo la moneda de 100 pesos (ni hablar de las demás). El único beneficio que tienen es acallar el chirrido que tiene por voz la nefasta subespecie estacionadora de autos. Bueno sería sacarle un par de ceros al peso chileno.

domingo, 3 de febrero de 2008

A Volodia, con amor…


Adiós Volodia… Adiós paladín de la justicia, la libertad y la verdad.

El 31 de Enero pasado nos dejó uno de los hombres más controvertidos del movedizo y obscuro siglo XX chileno. Amigo personal de marxistas connotados como Pablo Neruda y Salvador Allende, Volodia destacó por ser un defensor acérrimo de sus ideales y luchar, desde su cómoda y segura morada moscovita, contra el régimen totalitario, descarnado y terrorista del “dictador”. Sí, este héroe “demócrata”, como muchos lo califican, fue uno de los pilares del Partido Comunista de nuestro país, llegando incluso a rearticularlo tras la caída estrepitosa del régimen de la Unidad Popular.

“Demócrata”… sin duda era un demócrata. Como no serlo si hoy en día la democracia se entiende como “el derecho inalienable a pensar, elegir y promulgar el ideal que a uno más le plazca”. Sin embargo, este apelativo impuesto por las autoridades neo-marxistas que detentan el poder gubernamental chileno y más aún, por la prensa y canales supuestamente “católicos”, no es otra cosa que una falsedad y un oprobio a los filósofos de la antigua Grecia.

Como hablar de un demócrata si durante su vida entera aclamó al totalitarismo y a la dictadura del proletariado. Amante del comunismo y la subversión literaria y radial, Volodia engatusaba a la masa ignorante y manipulada, invocando, irónicamente, los ideales más repudiados por ellos mismos: la opresión, la muerte injustificada y el absolutismo.

Sin duda alguna, este criminal de la libertad debe haber disfrutado como el gobierno se arrodillaba frente al terrorismo encarnado en una mujer suicida, “defensora” de la causa indígena (y me perdonarán, pero doña Chepita es más huinca que doña Inés de Suárez y todos los conquistadores juntos). Y bueno, desde donde quiera que esté, llorará la caída de sus ideales opresores cuando la libertad, la justicia, la democracia y el antiterrorismo derroquen a la disminuida y acabada izquierda chilena que actualmente cae a pedazos.

Pero nuestro querido amigo nos deja una lección digna de analizar. El chileno ha de ser subversivo y defensor de su causa, ojalá lo más ilícita posible, para ser reconocido, admirado y recordado. No podemos darnos el lujo de ser héroes de la Patria y derrocar regímenes absolutistas como otrora lo hicieran tantos chilenos y chilenas patriotas (y que al momento de su muerte no recibieron ni las gracias, ni el recuerdo, ni nada, ni siquiera de parte de sus más cercanos amigos y “colaboradores”).

Bueno... ¿qué queda entonces después de la partida del tío Volodia? Simple. El terrorismo se está rearticulando y los ideales marxistas, retocados en “libre mercado” y pomposos tratados internacionales tras una cirugía plástica de casi 40 años, ganan cabida en nuestra democrática sociedad. Pues bien. Hemos de estar preparados y defender la libertad y la Patria contra la opresión. Invocar a la libertad y defenderla, hecho que muchas veces, aunque no se prefiera, se materializa en formas metálicas. Esperemos entonces que el comunismo, y todas su manifestaciones “farandulescas” y tragicómicas de la actualidad, sea desalentado por una vía intelectual poderosa o por otras más eficaces.

Que más da. Es la historia de Chile y no veo por qué no nos toque vivirla.

Sin más querido Volodia, esperemos que con tu partida mueran parte de (si no todos) tus anacrónicos, desvencijados y arcaicos ideales…

Que Dios te perdone…

martes, 30 de octubre de 2007

Pelogoticoemokemon Skater con un toque Ondulais…


Después de haber disfrutado de una magnífica tarde de sábado, empapada por la ópera y el sol primaveral, uno podría llegar a pensar…¿qué puede salir mal? Pues bien, he aquí la historia…

A eso de las cinco de la tarde del sábado recién pasado, me encontraba yo en una de las sillas del Teatro Municipal de Santiago, esperando el comienzo de Die Zauberflöte, de Mozart. Luego de una electrizante obertura –matizada por una anciana senil que me irritaba con un papelito de dulces singularmente crepitante- y de innumerables arias y recitativos, el singspield terminó en una atronadora seguidilla de aplausos y vítores que, a mi juicio, fueron excesivos para la Reina de la Noche. Podría decirse, coloquialmente, que “anduvo güateando”, no sólo por su evidente obesidad, sino también por su desafinación en el aria Der Hölle Rache Kocht In Meinem Herzen. Sin duda alguna, Hannibal Lecter hubiese disfrutado un delicioso Chianti con el exquisitamente bien preparado hígado de la cantante.

Bueno, bueno; pero no es de la ópera de lo que quiero escribir, sino de lo que vi fuera del teatro. Acabados los aplausos, salimos a la calle para llegar al auto de mi muy buen amigo, personal e intransferible, que me regaló la entrada a la función. Cuando estábamos a tiro de piedra de la entrada del teatro, mis más profundos temores afloraron… Torciendo la esquina de una de las calles, veo pulular hacia mí a un ser arrancado del mismísimo averno. Instintivamente, mi mano abrazó mi cuello, como queriendo proteger desesperadamente mi vena yugular del ataque inminente que se avecinaba. Las pupilas dilatadas, el sudor frío y la sangre corriendo a galope tendido a mis piernas estuvieron a punto de hacerme el poseedor del record de los 800 metros planos. Sin embargo, cuando él (o ella, no logré darme cuenta) hubo avanzado unos cuantos pasos más, me di cuenta de que no era más que un mocoso irreverente vestido de negro y equipado con más púas que un cactus. Ni hablar del corte de pelo y el peinado que llevaba… de los más sui generis.

En fin, una vez recuperado del susto, él/ella/eso cruzó frente a mí, no sin antes ganarse, por supuesto, una mirada asesina de mi parte, como queriendo decir “que falta te hace el servicio militar” (gracias papá por la frase). En todo caso, debo agradecer al pseudo vampiro por inspirarme a escribir sobre las nuevas (o evolucionadas) subespecies que caminan, reptan, saltan, gritan, muerden y/o pinturean por la ciudad.

Y es que con tanto bicho raro, ¿quién no se resiste a un ninguneo? Enumero: Pelolais, Ondulais, Emo, Gótico, Pokemon, Skater, Biker, Poncio y sepa Dios que otra cosa más.

Que tragicómico tener que disfrazarse y aparentar algo tan discordante con la naturaleza humana para llegar a ser aceptado. Estas situaciones ya no pasan por el mero hecho de ser conservador o liberal en cuanto a costumbres entendemos. Lisa y llanamente, los padres han perdido el total y completo poder sobre los hijos, subyugándose la figura paterna a un mantenedor simplón e ignorante, incapaz de adaptarse a “los cambios” de la época.

Francamente, ¿quién es capaz de vivir con una persona que vive en una depresión crónica o con una pinturita cuyo mayor orgullo es juntar las palabras “gaia” y “lenda” en una misma frase? ¿Quién puede tolerar a una persona que confunde la cintura con los muslos, llevando los pantalones a alturas irrisoriamente desconcertantes?

Hace no más de un mes, mientras viajaba una de las maravillas del transporte público, subió una niña, de no más de 16 años, vestida de escolar que, literalmente, me hizo estallar de la risa en su cara. Por la expresión que puso, deduzco que ese era exactamente el efecto que quería lograr. Su “personaje” –porque dudo que pueda llegar a ser así realmente- consistía en la figura de una estudiante, de rasgos marcadamente caucásicos, pero con deseos irrefrenables de ser oriental. Sus ojos estaban pintados de modo que intentaba –porque no lo lograba- parecer una oriental, resaltando unos distinguidos y vistosos brillos rosados y dorados. Su pelo, teñido de todos los colores disponibles en el mercado nacional e internacional, hacían perfecto juego con un chupete fucsia que meneaba en su boca a más no poder…¡16 años!… I mean…get a psychiatrist urgently!!!

Debo decirlo –y me perdonarán mis lectores- ¿se supone que esta mierda es el futuro de Chile? Si tengo que compartir mi futuro con esta tropa de vagos, depresivos, payasos, simplones e ignorantes; prefiero seguir los consejos de Fray Luis de León en su “Oda a la Vida Retirada” y vivir en las montañas o, en su defecto, irme a una isla desierta a parlotear con cuanto primate encuentre (sin duda alguna tendrán algo más interesante que decir que la fauna nacional).

Honestamente, una buena paliza y un “¡a trabajar!” no vendrían nada de mal, miren que para ver imitaciones de personas y seres del sub-mundo, basta encender el televisor en las mañanas o en las noches… uno que otro opinólogo, intentos de periodistas y la Marlencita son suficiente ridiculez para el pueblo…


Nota al margen: Que me perdonen Mozart y Fray Luis de León por nombrarlos en el mismo artículo que semejantes engendros.

lunes, 8 de octubre de 2007

Los Cuatro Huasos


Mis queridos lectores: en esta ocasión no vengo a ningunear. Quiero compartir con ustedes un poco del folclore chileno olvidado... Ese olvido del que Chile sabe tanto... Un homenaje a Don Fernando, mi abuelo que se ganó un pedazo de historia...

Zig-Zag, 1955

Hace veintiocho años que se cumplió aquel milagro. El milagro que operaran cuatro jóvenes "bien", vinculados a distinguidas familias chilenas, que realizan la bonita humorada de vestir un día el traje típico de nuestros huasos, rasguear la guitarra y echar al aire las hermosas tonadas y cuecas campesinas. Lo que empezó siendo una diablura, para animar el fin de fiesta de una velada bomberil, debía trocarse con el tiempo en algo muy serio y significativo: el respeto por el cantar popular, dándole prestancia y categoría.

Y era que la tonada y la cueca estaban postergadas. Y la guitarra arrinconada por ahí, tras el viejo sillón de la abuela o tirada, dormitando una larga siesta, arriba del ropero. Era la "segundona" como debía llamarla nuestra Gabriela Mistral en uno de sus mejores artículos que escribiera sobre Los Cuatro Huasos.

Porque de ellos es de quienes queremos hacer recuerdo en esta nota periodística, cocinada al calor de estas nuevas fiestas dieciocheras que han venido a encendernos el corazón de ese espíritu patriótico que corre piel adentro, inextinguiblemente.

Y fuimos a ver a "Los Cuatro huasos", esos cuatro mosqueteros que llevaron la cueca a los salones más aristocráticos, la pasearon exitosamente por toda América y la clavaron, por fin, como un banderín triunfal, en pleno "Waldorf Astoria", de Nueva York.

Los años también han corrido para ellos. Los apuestos mocetones veinteañeros de 1927 ahora peinan canas; el viento se entretuvo pintándoles arrugas en el rostro; unos enflaquecieron; otros engordaron; tienen hijos casaderos, y un par de babuchas les espera cada tarde junto al fogón hogareño. Pero una cosa no se ha extinguido en ellos: el espíritu jovial de hace 28 años se mantiene intacto...Hoy, igual que ayer, cantan y pulsan la guitarra...En sus voces cabritea otra vez la vieja cueca que les enseñara don Emiliano Figueroa Larraín, allá en Reñaca: "Esta cueca es de Reñaca donde las palmas dan leche, y la miel...la dan las vacas."

EN UNA VELADA BOMBERIL

El conjunto de "Los Cuatro huasos", nació a la vida el 27 de Julio de 1927, con ocasión de un beneficio que realizó la 1ra Compañía de Bomberos de Santiago, de la cual Raúl Velasco era y es voluntario. Él estaba encargado de organizarla y -para darle mayor animación- ideó formar con otros tres amigos un conjunto para cantar canciones populares chilenas...Y hablé con Eugenio Vidal Tagle, Jorge Bernales Valdés y Fernando Donoso Silva, quienes aceptaron encantados la idea -nos cuenta Raúl Velasco-. Lo grave fue cuando me di a la tarea de buscar los trajes. A duras penas me conseguí tres aperos, y cuando llegó nuestra primera presentación en le Teatro Victoria, cuando se descorrió el telón, aparecimos ya ubicados: dos de pie y dos sentados, pero de los primeros uno calzaba la bota la bota del lado derecho y el otro la del lado izquierdo. Como estaban detrás de nosotros , nadie notó el truco...
-Ese fue el principio. Gustó tanto nuestro número -agrega Bernales- que se nos pidió que siguéramos cantando. Para nosotros esto era un poco violento, ya que todo había empezado siendo una humorada. Justamente había sido la mamá de Eugenio Vidal quien nos había metido en la cabeza la idea de cantar cosas chilenas. Era Misia Anita Tagle, que también las cantaba. Nos entusiasmamos. Nos conseguimos unas guitarras con nuestras cocineras, aprendimos tres posturas...y nos lanzamos. Poco otro empresario nos hizo debutar en el Teatro Dieciocho, con el nombre de "Cuarteto Criollo Chileno"...En una de las últimas noches acertó a vernos otro empresario, el señor Valenzuela Basterrica, quien se entusiasmó y nos contrató a su vez para que actuásemos en el Carrera, que era en aquellos años el teatro de moda. Pero como no le gustó nuestro nombre, nos bautizó como "Los Cuatro Huasos", presentándonos con una propaganda pocas veces vista hasta entonces.

Fue el número que hizo más suceso por aquel tiempo. La gente hacía cola por ir a escuchar a esos jóvenes que "cantaban tan bien las cuecas y las tonadas". Entonces Fernando Donoso era estudiante de Derecho; hoy está casado y es padre de dos hijos. Es un alto funcionario de carrera en el Ministerio de Relaciones Exteriores. En Octubre viajará Ginebra como Cónsul General y Delegado de Chile ante las Naciones Unidas; Jorge Bernales estudiaba arquitectura y hoy es un brillante profesional; Raúl Velasco trabajaba como "junior" en el Banco de Chile y ganaba $ 159 mensuales. Hoy es un alto jefe de publicidad en Storandt Ltda. Finalmente Eugenio Vidal estudiaba Ingeniería Eléctrica, murió en 1935 víctima de una tísis galopante.

El conjunto de "Los Cuatro Huasos" se ha formado y se ha silenciado en cinco oportunidades diferentes. Pero siempre renace, como el ave Fénix, esplendoroso y optimista. He aquí las cinco etapas : 1) 1927, Bernales, Vidal, Donoso y Velasco. Actuaciones en Chile, Perú, Ecuador y Argentina; 2) Bernales, Donoso, Mondaca y Aníbal Ortúzar. Dura 12 años. Actuaciones en Argentina, Brasil, Perú , Uruguay y Estados Unidos.. 3) Bernales, Mondaca, Ortúzar y Fernando Silva. Actuaciones en Radio Soc. Nacional de Agricultura (1950) , y 5) Bernales, Donoso, Velasco y Mondaca. (1954-1955). Grabaciones RCA Victor.

Desde que nació el conjunto, en 1927 hasta ahora han transcurrido 28 años. Después de tanto tiempo, están reunidos los mismos del comienzo, salvo lógicamente, Vidal, que duerme el sueño eterno. En su lugar está Carlos Mondaca, hoy abogado de prestigio.

Ha sido un conjunto millonario. Nunca hubo artistas mejor pagados, y justamente en aquellos años cuando nuestro peso tenía más consistencia, hicieron una gira a Puerto Montt, y cada uno regresó con $ 100.000. A los tres meses de su primera aparición en un escenario, volaron a Argentina, donde cantaron durante siete meses consecutivos. A su regreso los contrató Don Francisco Sanfuentes, para que cantasen en el Teatro Principal. La platea valía entonces $ 8 y todos los días se agotaban las localidades. Don Pancho les pagaba $ 4.000 y una botella de whisky diarios. Eran potentados. Tenían auto, comían todas las noches en Becker, se vestían en la Sastrería Príncipe de Gales y veraneaban en Zapallar.

En 1939 volaron a Estados Unidos, enviados por el gobierno de Chile, para que cantasen en el stand chileno de la exposición de Nueva York. Gustaron tanto, que de inmediato los contrató la National Broadcasting Co. (NBC) y luego hasta el elegante " Waldorf Astoria " para que cantasen durante 7 días...pero los aplaudían tanto, que la dirección les prorrogó las actuaciones hasta completar 21 días....en circunstancias que años antes el popular Carlitos Gardel apenas cantó una sola noche, allí cantaban "Ay, Ay, Ay" , "Ramito de Toronjil", y un pie de la cueca "La Palma" . Siempre igual. No les permitían salirse de ese programa. Los presentaba la famosa Orquesta de Xavier Cugat a los acordes del "Ay, Ay, Ay" de Perez Freire. En esa ocasión fueron los primeros artistas latinoamericanos que cantaron en un programa de televisión en EE.UU.

Cerca de doscientos discos han grabado hasta ahora "Los Cuatro Huasos" . Pero de esas primeras tiradas ya no quedan ejemplares. Ahora la RCA Victor los reunió de nuevo, para regrabar los viejos éxitos de antaño: "Matecito de Plata", "Bajando P´a Puertro Aysén", "Ay, agüita de mi tierra", "La Palomita", "La Palma", "Río, Río", " El Rodeo", etc. Los cuatro mosqueteros de la canción chilena continúan defendiendo de esta manera, con sus sonoras guitarras, el prestigio de nuestros cantares tradicionales. Bien por ellos.

Escrito por O. Muñoz-Romero.

domingo, 23 de septiembre de 2007

Y se nos jué el dieciocho gancho...


Bueno...me temo que llegó el minuto de los balances.

Ha pasado el feriado de fiestas patrias y no nos queda más que desmenuzar el panorama.

Como todos sabemos, nuestras queridas celebraciones patrias son el momento ideal para compartir y disfrutar la alegría de ser libres y tener nuestra propia identidad. Es el momento de sentir el orgullo de ser chilenos...

Como no sentirse orgullosos... cinco días de fiesta (bueno, para algunos fue el 15, 16, 17, 18, 19, 20, 21, 22 y 23 de septiembre). La fiesta nacional de la borrachera y el desenfreno...¡orgullo total! 3.237 calorías diarias en promedio y medio kilo extra por día...¡estupendo! ¿Qué nos queda por delante? Bueno, además de los 41 muertos en accidentes de tránsito debidos al alcohol, pronto vendrán los infartados y cirróticos. Nada que decir. Como dice mi padre... "equilibrio ecológico"... ¡que cierto!

290 millones de dólares perdidos el 17 de septiembre (podrá extenderse la cifra a los días posteriores) y 65 sumarios sanitarios en las pulcras fondas.
¡Tiqui tiqui tí! Me fascina esta fiesta... es innegable que uno se entretiene viendo los espectáculos dieciocheros. Que manera de haber gente haciendo el soberano ridículo.

Ni hablar de los bailes... pido encarecidamente a mis queridos lectores que vean el baile de la "Presidenta" y el alcalde Alcaíno en Youtube. Podríamos clasificarlo como "decente", muy por sobre la "cueca" que el gallardo y protocolar vocero de gobierno intentó ejecutar. Honestamente, fue patético.

Yo soy de la opinión que este tipo de acontecimientos deberían de estar regulados por un protocolo. Me parece un poco indecente que las máximas autoridades de gobierno se expongan a semejante circo. La cueca es el baile nacional y por lo mismo, merece un mínimo de respeto. Debo decirlo, la clase y educación del señor Lagos no sólo quedan demostradas en su manera de hablar, sino también en su respeto a las tradiciones... What a gentleman, we can say.

¡Ah!... casi me olvido. Que elegancia la de nuestra querida mandataria. Se veía estupenda es su vestido de "satín" anaranjado. El corte del vestido (el mismo que puede verse en todas las prendas de su armario) acentuaba su figura más que nunca. Hay que decirlo: "regia, estupenda". Y nuestro distinguido vocero... nada que decir, el traje que llevaba puesto me recordó una especie de fusión entre un empleado fiscal amargado, un carnicero de la Vega refinado y un futbolista con su chaqueta bien abotonada... imponiendo la moda... Armani, Versace o Dior, de seguro. Y el corte de pelo... y la barba desgarbada... ¡TOP!

En mi infinita ignorancia yo me pregunto ¿será muy caro contratar a un asesor de imagen? Con uno que otro peso extra que el señor Lagos "senior" ganó muy honestamente cuando ejercía funciones en los ministerios de obras públicas y educación, y en la presidencia de la República, la actual mandataria y sus séquito de colaboradores podrían contratar varios cientos de asesores estéticos... vaya la falta que les hace.

Sinceramente pienso que hacen falta un par de ajustes "drásticos" en nuestra querida franja de tierra. 189 años de Independencia y las cosas no cambian mucho...

Mis estimados, me despido. Espero que hayan pasado unas festividades muy austeras y tradicionales, disfrutando de una que otra empanada insalubre de perro en alguna de las innumerables fondas de mala muerte, amenizado por supuesto con alguno de los tradicionales bailes chilenos como la cumbia y el "rascatón".

Sin más, no me queda más que decir "menos juerga y a trabajar se ha dicho"...

jueves, 6 de septiembre de 2007

Tiqui tiqui tí... ¡Viva el Rey!


Y llegó septiembre...se nos viene el 18 cabros...

¡Viva el Rey de España entonces!...

Es en estas fechas cuando me viene a la mente el recuerdo de esas eternas clases de historia del colegio dominadas, mayoritariamente, por un sopor incontenible... Y es que pocos pueden olvidar los largos monólogos de los profesores de historia, atestados de fechas y nombres difícilmente recordables.

Debo confesar que me gustaban. Pese al ambiente nauseabundo que se generaba en las salas de clases, causado por el calor de la masa estudiantil sobrecargada de hormonas y energía, desarrollé un cierto gusto por la historia, en especial cuando se trataba de la nacional.

De hecho, fue en esas circunstancias cuando comencé a generar esa cierta disonancia, que algunos detestan en este humilde blogista, con los estereotipos nacionales. En una de estas clases recibí uno de mis primeros impactos al orgullo nacional: “El 18 de septiembre de 1810 se celebró la primera Junta Nacional de Gobierno”, diría un profesor cuyo nombre no recuerdo.

Vale... Carlos IV y su hijo Fernando VII abdican forzadamente en favor de Napoleón quien nombra a su hermano, Pepe Botella, como nuevo Rey de España...En todo este desastre, Mateo de Toro y Zambrano, Gobernador de Chile entre 1810 y 1811, decide llamar a un cabildo abierto el día 18 de septiembre de 1810 para determinar como tomar las riendas de un territorio con una autoridad prácticamente acéfala. Bueno, cuento corto y en resumidas cuentas, fue entonces cuando Chile se declaró...FIEL AL REY FERNANDO VII...¡Plop!...

No veo la palabra “independiente” en ninguna parte. De hecho, todas las instituciones monárquicas como la Real Audiencia y el Supremo Consejo de Regencia de Cádiz fueron reconocidas con las atribuciones que ya tenían desde la Colonia.

Entonces, ¿alguien puede explicarme por qué se arma tanto alboroto con el “bicentenario de la Indepencia”?... Hasta donde yo sé, esta célebre fecha no se celebrará sino hasta el año 2018, y no en tres años más.

Siendo generosos, por lo menos el 70% de los chilenos jura al cielo que la Indepencia de nuestro país fue el 18 de septiembre (no pidamos años, por que “no importa mucho”). Bueno...”es que la Patria Vieja empezó en 1810” dirán algunos. Claro, ahí comenzó ese hermoso periodo donde nombraríamos el primer Congreso Nacional, elegido a regañadientes y con más mesura que aires independentistas. Ese pujante periodo de desarrollo y crecimiento que duraría nada menos que la no despreciable suma de...cuatro años...tras los cuales el Imperio volvería a tomar mando de lo suyo en el desastre de Rancagua, donde el exaltado O'Higgins y los suyos escaparían a Argentina. Más tarde volverían, junto a San Martín, a liberar a Chile de la opresión absolutista que se estaba viviendo, hecho que se selló en la batalla de Chacabuco. Sólo un año después, el 12 de febrero de 1818, O'Higgins, ahora Director Supremo de la Nación, proclamaría la Indepencia de Chile.

Entonces, en estricto rigor, el 18 de septiembre celebramos la fidelidad al Rey de España, y el día 12 de febrero, fecha de la Indepencia de la Patria, no es ni feriado, ni mucho menos parte del recuerdo nacional.

Agradecería a cualquiera de mis queridos lectores si pueden encontrar otra colonia que, en desmedro de la celebración de la Indepencia, festeje la fecha en que se reconoció (y apoyó) la autoridad monárquica imperante...personalmente, lo encuentro insólito. No entiendo y dudo que alguna vez llegue a comprender el porqué de esta celebración. En fin, me consuela pensar que son estas cosas las que le dan el toque pintoresco y especial a nuestro país...

Así que ya saben...este 18 recuerden alzar sus copas de vino en nombre del Rey de España, izar la bandera del Reino y disfrutar unas ricas paellas, tortillas españolas y pucheros andaluces...y por supuesto, no olviden gritar “¡VIVA EL REY!”...